28 de enero de 2010

El Norte de Tailandia

A 10 horas en autobús de Bangkok se encuentra Chiang Mai. La principal ciudad del norte y segunda del país. Goza de casi todas las ventajas de Bangkok y casi ninguno de sus inconvenientes. El tráfico es menos agobiante, el clima más fresco y el mercado nocturno está repleto de imitaciones. Ésta es también la ciudad principal para los turistas visitar las distintas tribus de varios países de origen como Birmania, China, Laos entre otros. Su población esta constituida por Akha, Karen, Lahu, Lisu, Hmong (meo) y Mien. Cada tribu lleva ropas diferentes, tiene diferentes actitudes respecto los espíritus, matrimonio, enfermedad o riqueza. Tradicionalmente esta gente eran los que cultivaban opio. Hoy en día muchos de ellos se han convertido en granjeros, o han colgado sus ostentosas ropas por los jeans y las camisetas. Hay otros también que mantienen sus costumbres solo para satisfacer muchas veces al turista que aporta gran parte de sus ingresos.

Damos un paseo por el casco amurallado de Chiang Mai mientras decidimos la ruta a seguir y dónde parar. Por algún motivo el tema de las visitas a las tribus no acaba de convencernos así que al día siguiente alquilamos una moto y nos disponemos a descubrir los lugares más auténticos que la bella Tailandia nos ofrece.

Pai Thailand

Recorrimos en motocicleta las serpenteadas carreteras que van de Chiang mai a Mae Hong son. Tienen nada más y nada menos que 1863 curvas, pero el paisaje vale la pena. Nos paramos a pasar un par de noches en una granja orgánica de la localidad de Pai en la cual el propietario nos acogió cómo si fuéramos de su familia. Nosotros optamos por relajarnos y no hacer nada (la vida del viajero es muy estresada) pero si te apetece puedes ayudarlos en la granja e incluso por unos cuantos euros más te enseñan a hacer vasos y cestos con las cañas de bambú que recogéis del bosque. Una bonita experiencia fue también alojarse en casa de una familia en la localidad de Ban Mae Lana.Pai Organic FarmEn Mae Hong Son estuvimos durmiendo durante un par de noches en una habitación llena de excremento de ratas que caían cada noche de las placas del techo mientras estas jugueteaban. Nos quedábamos sin luz cada dos por tres e incluso nos duchamos en una ocasión a la luz de las velas. La propietaria del lugar era encantadora pero…¡quería cobrarnos más por dormir en ese cuchitril! Ya sabéis cómo soy yo cuando me rascan el bolsillo… carretera y manta que por ese precio duermo en un palacio.

De vuelta a Chiang Mai escogimos la carretera del sur de la ciudad que va dirección Mae Sariang. A los 50 km recorridos nos desviamos a la izquierda y empezamos a subir cuestas y mas cuestas. Encontramos una decena de pueblos pequeños que viven principalmente de la agricultura. No seguíamos ningún mapa ni encontramos uno pero seguimos hasta llegar a la localidad de Mae Chaen. Recomiendo esta ruta 100 por cien. No pasa ningún turista, esta alejada de todo y las mejores vistas que he visto en Tailandia. Al llegar, encontramos una familia que nos alojó y, Por, una encantadora tailandesa nos enseñó una piscina preciosa de aguas subterráneas a cambio de unas pequeñas clases de informática en el cyber.

Mae Chaem Rice Fields

Mae Chaem Pool

Del Noreste estuvimos en la localidad de Chiang Rai. Visitamos la zona del Triangulo del Oro (el punto dónde se encuentran Myanmar, Laos y Tailandia.) No tiene mucho de especial a parte del paisaje agrícola, sólo que es una de las rutas de tráfico de opio mas conocidas y hay que echarse la foto de rigor. La carretera que nos gustó fue la fronteriza con Myanmar al Oeste de Mae Sai. Como en la mayoría del norte de Tailandia empiezan a subir cuestas interminables en las que tienes que parar a descansar la moto, pero los poblados colgando de las colinas y los paisajes son dignos de la espera. Al llegar al pico ves el paisaje montañoso de Myanmar a tu derecha y el de Tailandia a la izquierda. ¡IMPRESIONANTE! Aún se me ponen los pelos de punta al pensarlo. Otro lugar de interés es el White temple o Wat Rong Khun. Clasificado entre los 10 mejores templos del mundo. Des de luego de una arquitectura extravagante y pinturas muy atrevidas en su interior. No he visto un templo semejante hasta ahora.White Temple Chiang RaiTribes Chiang RaiGolden triangle Thailand

Hemos tardado unas tres semanas en recorrer parte del norte de Tailandia. Hemos visitado lugares más turísticos y conocidos como el White temple (templo blanco) de Chiang Rai y no tan turísticos como el pueblo de Mae Lana, uno de nuestros lugares favoritos. La experiencia del norte de y el sur han sido totalmente opuestas. Mientras que en es sur nos fuimos agobiados de los tailandeses y su acoso continuo aquí hemos disfrutado de su hospitalidad y amabilidad. El paisaje y el tipo de turista no tiene nada que ver el uno con el otro, pero la gente; la gente del norte de Tailandia con sus genuinas sonrisas son los que realmente te hacen sentir el verdadero espíritu tailandés. Definitivamente para nosotros ¡EL NORTE ES EL MEJOR!

Mae Taeng Elephant Nature Park

23 de enero de 2010

Mae Lana, de camino a Mae Hong Son.

Mae LanaAnteriormente describíamos la mejor isla de Tailandia, hoy hemos descubierto a nuestro parecer el mejor pueblo del Norte de Tailandia. De camino a Mae Hong Son escondido entre las altas montañas se encuentra la pequeña localidad de Mae Lana. Se trata de un lugar tan pequeño que a parte de las 20 o 30 casitas que puede haber tirando largo, solamente hay una tienda la cual propietaria también posee un hostal en la calle de arriba. La villa esta situada en una zona conocida y frecuentada por los turistas que visitan las cuevas de Tham Lod, Coral Cave o la local, Mae Lana Cave. Su ubicación cercana a la carretera principal ha hecho que turistas ya se hayan fijado en este lugar y a pesar del hostal de esta encantadora mujer también es posible encontrar 3 o 4 cartelitos de “home stay”, es decir, lo que conocemos por turismo rural. El sentido de comunidad del pueblo es tal que entre las familias se van turnando el cartelito de tanto en cuanto de forma que todas ellas reciben un poco de dinerillo extra de los turistas que vienen a visitar su hermosa localidad.   

La familia que nos ha tocado tiene 5 hijos, los dos mayores ya no viven allí, los dos medianos hacen la suya y el pequeño terremoto de tres años se encarga de darle vida al lugar con su tremenda energía. Se la pasa corriendo, saltando, jugando con palos y se acerca sin ningún temor alguno al fuego. Yo a veces sufría que no se quemase pero el que se quema una vez no lo hace una segunda- pensé.

Mae Lana HomestayMae Lana en motoEn fin, empieza a anochecer y a pesar del calor que hace durante el día, por la noche nos armamos con nuestro gorro y nos mantenemos bien cerquita del fuego. La familia nos ha preparado la cena con las hortalizas frescas y recién cortadas de su pequeño huerto. Todo esta de rechupete pero ¡nos arde la boca! “Pet? (picante)” Nos va preguntando el señor y la señora con una sonrisa inocente. Mientras la buena mujer va regañando a su marido por haberse pasado con el chili en la comida de los europeos finolis, el buen hombre nos va sirviendo té caliente en nuestros vasos hechos de caña de bambú. Al terminar la cena Josep se va a dar un paseo por el pueblo mientras yo me quedo sentada alrededor del fuego con la familia. Nos comunicamos como podemos ya que ni ellos hablan inglés ni yo tailandés, pero me las arreglo con una hoja traducida con palabras esenciales para poder expresarme. Al rato pasa un vecino por la calle que hecha un vistazo a la hoguera con cara de interesado. Al cabo de cinco minutos esta de vuelta con una radio entre las manos. Se ponen todos a escuchar chistes en Campos de Mae Lanatailandés y a reírse mientras el hombre me da codazos para que me ría con él. Cómo no, sin entender ni papa yo sigo la broma y me río con ellos. Se ha ido sumando gente y somos unos cinco rodeando el fugo, dos de ellos no se despegan de un  puro de dimensiones considerables que nunca llegaba a su fin. El tabaco o lo que fuera lo que había en en su interior estaba envuelto en una hoja creo que de bambú en vez de papel.  No se que debían fumar, pero el muchacho sentado a mi lado cada dos por tres intentaba iniciar una conversación en tailandés conmigo que yo siempre acababa contestando con un –No entiendo nada- en su idioma seguido de una sonrisa. A lo mejor una de las únicas frases que he llegado a aprender en de las veces que tuve que repetírselo. Vaya unos personajes más adorables los habitantes de Mae Lana. ¡Me tienen el corazón robado! La familia cada vez va creciendo más y son más los vecinos que se unen a la fiesta del té y los chistes. Han rellenado unas finas cañas de bambú con arroz y agua (arroz pegajoso de bambú) y las han puesto al fuego para repartirlas entre todos. Con las puertas abiertas casi sin decir hola ni adiós la gente se va sumando y restando a la barbacoa hasta que nos dimos cuenta que ya era la hora de acostarse. Si nunca tenéis oportunidad de pasar un par de días con unos tailandeses en medio la montaña, no lo dudéis, van a ser vuestros mejores días en el país. 

Aldeas de la regiónLa gente no es lo único especial y encantador del lugar. Las vistas a los campos y las panorámicas de las montañas son de admiración. Subiendo y bajando las pronunciadas cuestas de los alrededores hemos puesto a prueba nuestra ordinaria 125cc que había ratos que la pobre se ahogaba. P  or todos lados hay caminos de tierra en los que el único tráfico son las vacas, los cerditos y los animales de la zona. Nos subimos a las altas colinas a disfrutar del paisaje montañoso y en el trayecto hallamos aldeas de tribus pequeñas y remotas nada acostumbradas a toparse con viajeros merodeando  por los alrededores. La gente saluda al pasar y te siguen con la mirada mientras te alejas. Estos son los pequeños momentos que nos hacen disfrutar y tatúa nuestras caras con una enorme sonrisa. Queremos quedarnos más tiempo y aprender más tailandés, jugar al balón con los niños en medio los arrozales y gritarle al vacío a lo alto de la montaña lo mucho que adoramos este maravilloso lugar! ¡Viva la Tailandia rural!

 

10 de enero de 2010

Viajar en Tren por Tailandia

Un lento pero eficiente sistema de trenes enlaza las mayores ciudades del norte y el sur de Tailandia. Por ejemplo: de Bangkok a Chiang Mai tarda unas 12 horas. Los trenes locales normalmente tienen 3 clases pero en los viajes más largos es posible comprar un billete que en España denominaríamos tren-cama.

  1. Viaje en Tren por TailandiaTren/vagón cama. Muy popular entre los turistas y que debes reservar como mínimo con un par de días de antelación si no quieres correr el riesgo de quedarte sin plaza. Son cómodos sillones que se transforman en cama a partir de las 10 de la noche dónde el revisor pasa a arroparte con una manta.
  2. Sillón tumbona. Un sillón forrado de plástico verde oscuro que se incorpora cómo los de un autobús normal pero bastante más incómodo.
  3. Sillón recto. Es de madera, un poquitín acolchado para mejorar la comodidad pero no se inclina. El respaldo y la silla hacen un ángulo de 90º en el cual te espabilas para encontrar la posición.
  4. Simplemente en el suelo o de pie, cómo prefieras. No lo recomiendo para viajes largos. No hay espacio en el suelo ni para uno estar de pie. Si tienes suerte y hay alguna butaca libre puedes colarte.

Nuestro pequño sillón para dosEn todo este tiempo ya hemos podido utilizar casi todos los medios de transporte del país exceptuando el tren, así que escogemos la línea que va de Chumphon a Bangkok para la experiencia. El taquillero nos muestra el listado de clases y envueltos por la emoción y la ignorancia de la distribución de los vagones escogemos dormir en el suelo. “Lo siento señores, esta clase está agotada, tendrán que coger el sillón recto cómo opción más barata” Nos dice el taquillero con su acento tailandés.

Nos encontramos muy tranquilos, nos han hablado muy bien del tren aunque los dos últimos que hemos visto pasar nos han hecho dudar un poco de la opción escogida. El sillón, parece demasiado recto en un espacio demasiado pequeño. Desconfiando de lo que nos pueda tocar, Ángel decide cambiar el billete por el vagón-cama.

Llega la hora de marcharse , despacito formando una cola ordenada nos subimos al tren. A los dos escalones un fuerte olor nos para la respiración. Es el lavabo, bueno si se le puede llamar así porque éste se basa en un agujero en el suelo en el cual ves las vías del tren. Al entrar el revisor mira los tickets y nos coloca en nuestros respectivos sillones ya ocupados anteriormente por un muchacho que debía viajar de pie. Con la mirada perdida se levanta en busca de alguna otra butaca vacía. Va a ser tarea difícil, todo el vagón está abarrotado de espacios de dos sillones uno en frente el otro en los cuales caben 4 personas. Son todos igualmente acolchados con un plástico de color verde pero hay unos que son unos 25cm más pequeños. Me figuro que es cuestión de suerte que te toque el uno o el otro. A nosotros nos ha tocado el pequeño y por si fuera poco justo al lado del lavabo.

El tren se pone en marcha poco a poco y empezamos a notar el aire colarse por las ventanas. La mayoría están abiertas y la corriente es fría y húmeda de esas que calan en los huesos. Tardamos una hora en empezar a sacar jerséis, pareos, toallas y todo lo que tenemos a mano para envolvernos y recuperar el calor en el cuerpo. “¡Madre mía que frío!” Llevamos ya más de un año viviendo en el verano y nos sentimos incómodos en los lugares que bajan de los 20º centígrados.

El Tren de TailandiaA las 4 horas de viaje nos despertamos debido al dolor de espalda y el bebé que llora sin cesar dos butacas más adelante. Sin hacer ruido intentando no despertar los dos militares que cabecean delante nuestro me levanto a dar una vuelta por los vagones. Todo esta repleto y cuando digo todo me refiero también al suelo. Los tailandeses con sus cortos y delgados brazos y piernas se meten en cualquier lado. Cabezas apoyadas en hombros de desconocidos, madres durmiendo debajo las butacas y bebés encima el sillón. No hay espacio vacío y todos intentan encontrar la mejor posición para poder descansar durante el largo viaje. Éramos los únicos turistas en tres vagones y al ver semejante panorama se me escapó una sonrisilla graciosa. Creo que tiene que ver con la cultura; supongamos que en vez de tailandeses los vagones estuvieran llenos de ingleses: me imagino un montón de personas sentadas correctamente en la butaca partiéndose la nuca y el trasero en dormir sin tocar a nadie y mucho menos tumbarse en el suelo o realizar posturas extrañas. En cambio estos vagones se veían completamente revueltos de cabezas, piernas y brazos en posiciones extravagantes balanceándose al ritmo de la velocidad del tren. Siento no haber hecho una foto del momento y poder enseñároslo en una imagen, pero sí, a pesar del sillón y las nueve horas que estuvimos luchando por descansar, la experiencia de viajar en tren fue maravillosa.

8 de enero de 2010

Rincones de Tailandia

Cierra los ojos, respira hondo, más hondo. Imagina un lugar alejado de la civilización, sin el ruido de los coches o de la muchedumbre. Un lugar relajante en medio de la naturaleza, esta vez, con vistas a la orilla del mar. Dispones de una pequeña cabañita hecha de madera y bambú pero eso sí, con una hamaca al frente para contemplar el vaivén del oleaje. la mejor isla de TailandiaLa playa esta vacía, solamente tú y un par de perros se pasean arriba y abajo pisoteando la fina y delicada arena repleta de agujeritos pequeños de los miles de cangrejos que viven bajo ella. Lo único que se respira en 20 minutos alrededor es paz, tranquilidad, palmeras, arena y mucha agua. No hay nada que hacer, o mejor dicho, muchas cosas que no tienes necesidad de hacer. Te localizas en una isla que a parte de ti y un par de familias encuentras un par o tres de pequeñas aldeas en las que no hay más que un par de comercios locales y algún restaurante. Tus actividades principales consisten en comer, dormir, relajarte, leer un libro, escribir y todo aquello que se te ocurra para estar contigo mismo. El mundo se ha parado y tienes la posibilidad de destinar los días a los quehaceres que mas te apetezcan, satisfacer tu espíritu y escuchar la voz que susurra en tu interior.

long tail boatDispones de electricidad solamente un par de horas al día ya que las placas solares del lugar no dan para mucho más. Pero da igual, te da el sol todo el día y por la noche disfrutas sentada a la luz de las velas en tu hamaca frente la playa, escuchando las olas romperse constantemente llevándose consigo las pequeñas montañitas de arena que los cangrejos han construido esta tarde durante la marea baja. Este sonido relajante es la música que te adormece cuando vas a la cama y la que te despeja junto la suave brisa de la madrugada.

Ciertamente éste no es el lugar más hermoso que hemos visitado en Tailandia, pero si el más especial hasta el momento. El ritmo de vida y el aire que se respira en toda la isla la hace mágica y atrayente. Las sonrisas contagiosas cautivan a todo aquel se acerca al lugar. Después de las estresantes islas Phi Phi o Koh Phangan hemos disfrutado de unas vacaciones en el lugar que para nosotros se acerca más al tipo de viaje que estamos buscando.

Para aquellos que crean que los lugares tranquilos en Tailandia han desaparecido, hoy en día 08-01-2010 queda algún otro lugar por descubrir, seguramente su paradero ya no pasa tan desapercibido cómo hace un par de años atrás y esperamos que el lugar mantenga su anonimato muchos más. No queremos que al igual que ha ocurrido a lo largo del país, se llene de turistas, se explote el terreno y rompa el ritmo de vida de estas familias tan sencillas, encantadoras y felices. Por esa misma razón, no mencionaré el nombre del lugar, dejo a merced del viajero intrépido descubrir lugares como éstos y que le llenen el corazón tanto cómo nosotros. BON VOAYAGE!llegada del long tailpuerto pesquero