Con los pies mojados

Sumergidos en la jungla siguiendo los pasos de un guía aborigen, ocho domingueros alguno con el paraguas en una mano y las alpargatas en la otra, se disponen a encontrar la flor carnívora más grande del mundo. Después de más de un par de horas de chapotear los pies en charcos llenos de barro y cruzar un caudaloso río de agua turbia. Ahí estaba la hermosa y famosa Rafflesia que tanto hemos oído hablar. Desafortunadamente, la que vimos hacía ya 4 días que había florecido y se encontraba un poco marchitada. Aún así, sigue siendo la popular bella flor de Malasia hasta que sucumba al séptimo día.

Ver la Rafflesia y esperar que dejara de llover fueron nuestras principales actividades en Cameron Highlands. Este lugar goza de hermosas panorámicas de sus plantaciones de té que vimos de lejos a causa de la intensa lluvia diaria y continuada de esta estación.

 

Lo que no sabíamos es que el monzón alcanza Malasia entre los meses de octubre y febrero desencadenando lluvias considerables principalmente en la zona este del país. Actualmente, toda el área de levante se encuentra inundada con cuantiosas carreteras cortadas. Nosotros, cansados de esperar que el tiempo mejorara y de comer la misma comida día si y día también en los mismos restaurantes. Decidimos que nos íbamos a la costa oste con la esperanza de poder disfrutar del sol y la playa.

 

Recién subidos en el autobús a las ocho de la mañana adormecidos y contentos de alejarnos de la borrasca, advertimos unos rayos de sol intensos que en 5 minutos se convirtieron en un sol deslumbrante. Parece ser que después de una semana de rezarle al sol, éste se despertó cuando ya partíamos. Mejor tarde que nunca pero nosotros nos vamos a Penang.