Tenemos anécdotas de todo tipo en los autobuses de Vietnam. Algunas buenas, no tan buenas y otras de graciosas.
La más graciosa de todas fue cuando pillamos al muchacho del autobús que iba de Danang a Hoi Ann intentando cobrarnos el doble del precio estipulado. Al darnos cuenta que se escondía de nosotros cuando cobraba a la otra gente, me levanté y le pregunte a un señor que había dos sillones más a la izquierda. Efectivamente, nos cobra el doble por cabeza. Sólo son un par de euros pero no me parece justa tal actuación. Lo único que me impide de reclamar es la vergüenza ajena pero después de más de 15 horas de viaje eso está durmiendo así que me levanto y le digo al muchacho que me devuelva el cambio que me ha cobrado más de la cuenta. Pálido sin esperarse tal reacción no dice nada y continua su faena. Sonriendo debajo la nariz le insisto y es que un poco de presión psicológica no le vendrá mal. No quiero que se enfade sino más bien ponerlo en una situación embarazosa y conseguir que me devuelva lo que me debe a las buenas. El autobús es pequeño y no consigue escaparse de mi, incluso sale por la puerta delantera y entra por la trasera para evitar encontrarse conmigo, aunque no le sirve de nada. Finalmente el revisor decide devolverme la mitad y así los dos ya estamos contentos y en paz. Nos echamos a reír los dos y los demás pasajeros del autobús. Ahora que ya somos amigos me pregunta de dónde somos y con un gesto como golpeándose la cabeza me hace saber que tenemos carácter y somos testarudos. Nos echamos a reír los dos y es que es mejor que estos Vietnamitas tengan esa impresión y se lo piensen dos veces a la hora de timarnos.
La mayor parte del trayecto lo hemos realizado en autobuses locales. Los precios del bus turístico y el local no varían mucho pero el trato es diferencial. Por ejemplo compramos un billete de Hué a Hanoi en una agencia y nos pusieron en un autobús sucio y sentados en dos sillas de piedra que no se inclinaban ni un centímetro. Era imposible estar sentado 15 horas de viaje en aquellas sillas. Lo peor es que hartos de viajar anteriormente en buses locales nuevos en los que te dan agua, una manta y sillones reclinables éramos conscientes de que el trato que estábamos recibiendo no era el apropiado en un país como Vietnam. Así que decidimos bajarnos y reclamar dónde habíamos comprado los billetes. No fue tarea fácil, pero al estar sentados en frente de la agencia asustando a la clientela el jefe decidió conseguirnos 2 billetes para el día siguiente con sillones reclinables tal y como nos había prometido la primera vez que los compramos. A veces hay que tener mas morro que estos astutos asiáticos por que sino te la juegan por todos lados.
Otra diferencia de los autobuses para turistas a los locales es que estos primeros reciben comisiones de resorts para que se paren un período de 30 o 40 minutos y los pasajeros se sienten en el bar. Un trayecto de 3 horas se hace eterno.
Las rutas del norte de Vietnam menos transitadas se usan los minibuses. Por fuera parecen estar destrozados pero la verdad que por dentro está limpísimo y los sillones aunque no son reclinables son blandos y con una forma en la espalda que los hace perfectamente cómodos para echarse la siestecita. En éstos son dónde hemos encontrado los locales más simpáticos. El autobús se pone a abarrotar y es que en el trayecto que hemos hecho hoy de Son La a Dien Bien Phu había tanta gente que han colocado sillones en los pasillos e incluso gente se ha quedado de pié.
Recomendaciones:
- Lo mejor es acercarse a la estación de buses comparar precios y echar un vistazo al autobús que vas a subir.
- La compañía que hemos tenido mejor experiencia viajando ha sido “Phuong Trang” sólo opera en el sur de Vietnam y son autobuses normales. No tienen “sleepers” (autobús cama) pero los sillones son suficientemente cómodos para dormir.
1 comments:
Interessants les recomanacions i molt divertides les anecdotes, i és que a vegades cal posar els punts sobra les iis i no deixar que ens preguin el pel.
Felicitats.
Petons
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