23 de enero de 2010

Mae Lana, de camino a Mae Hong Son.

Mae LanaAnteriormente describíamos la mejor isla de Tailandia, hoy hemos descubierto a nuestro parecer el mejor pueblo del Norte de Tailandia. De camino a Mae Hong Son escondido entre las altas montañas se encuentra la pequeña localidad de Mae Lana. Se trata de un lugar tan pequeño que a parte de las 20 o 30 casitas que puede haber tirando largo, solamente hay una tienda la cual propietaria también posee un hostal en la calle de arriba. La villa esta situada en una zona conocida y frecuentada por los turistas que visitan las cuevas de Tham Lod, Coral Cave o la local, Mae Lana Cave. Su ubicación cercana a la carretera principal ha hecho que turistas ya se hayan fijado en este lugar y a pesar del hostal de esta encantadora mujer también es posible encontrar 3 o 4 cartelitos de “home stay”, es decir, lo que conocemos por turismo rural. El sentido de comunidad del pueblo es tal que entre las familias se van turnando el cartelito de tanto en cuanto de forma que todas ellas reciben un poco de dinerillo extra de los turistas que vienen a visitar su hermosa localidad.   

La familia que nos ha tocado tiene 5 hijos, los dos mayores ya no viven allí, los dos medianos hacen la suya y el pequeño terremoto de tres años se encarga de darle vida al lugar con su tremenda energía. Se la pasa corriendo, saltando, jugando con palos y se acerca sin ningún temor alguno al fuego. Yo a veces sufría que no se quemase pero el que se quema una vez no lo hace una segunda- pensé.

Mae Lana HomestayMae Lana en motoEn fin, empieza a anochecer y a pesar del calor que hace durante el día, por la noche nos armamos con nuestro gorro y nos mantenemos bien cerquita del fuego. La familia nos ha preparado la cena con las hortalizas frescas y recién cortadas de su pequeño huerto. Todo esta de rechupete pero ¡nos arde la boca! “Pet? (picante)” Nos va preguntando el señor y la señora con una sonrisa inocente. Mientras la buena mujer va regañando a su marido por haberse pasado con el chili en la comida de los europeos finolis, el buen hombre nos va sirviendo té caliente en nuestros vasos hechos de caña de bambú. Al terminar la cena Josep se va a dar un paseo por el pueblo mientras yo me quedo sentada alrededor del fuego con la familia. Nos comunicamos como podemos ya que ni ellos hablan inglés ni yo tailandés, pero me las arreglo con una hoja traducida con palabras esenciales para poder expresarme. Al rato pasa un vecino por la calle que hecha un vistazo a la hoguera con cara de interesado. Al cabo de cinco minutos esta de vuelta con una radio entre las manos. Se ponen todos a escuchar chistes en Campos de Mae Lanatailandés y a reírse mientras el hombre me da codazos para que me ría con él. Cómo no, sin entender ni papa yo sigo la broma y me río con ellos. Se ha ido sumando gente y somos unos cinco rodeando el fugo, dos de ellos no se despegan de un  puro de dimensiones considerables que nunca llegaba a su fin. El tabaco o lo que fuera lo que había en en su interior estaba envuelto en una hoja creo que de bambú en vez de papel.  No se que debían fumar, pero el muchacho sentado a mi lado cada dos por tres intentaba iniciar una conversación en tailandés conmigo que yo siempre acababa contestando con un –No entiendo nada- en su idioma seguido de una sonrisa. A lo mejor una de las únicas frases que he llegado a aprender en de las veces que tuve que repetírselo. Vaya unos personajes más adorables los habitantes de Mae Lana. ¡Me tienen el corazón robado! La familia cada vez va creciendo más y son más los vecinos que se unen a la fiesta del té y los chistes. Han rellenado unas finas cañas de bambú con arroz y agua (arroz pegajoso de bambú) y las han puesto al fuego para repartirlas entre todos. Con las puertas abiertas casi sin decir hola ni adiós la gente se va sumando y restando a la barbacoa hasta que nos dimos cuenta que ya era la hora de acostarse. Si nunca tenéis oportunidad de pasar un par de días con unos tailandeses en medio la montaña, no lo dudéis, van a ser vuestros mejores días en el país. 

Aldeas de la regiónLa gente no es lo único especial y encantador del lugar. Las vistas a los campos y las panorámicas de las montañas son de admiración. Subiendo y bajando las pronunciadas cuestas de los alrededores hemos puesto a prueba nuestra ordinaria 125cc que había ratos que la pobre se ahogaba. P  or todos lados hay caminos de tierra en los que el único tráfico son las vacas, los cerditos y los animales de la zona. Nos subimos a las altas colinas a disfrutar del paisaje montañoso y en el trayecto hallamos aldeas de tribus pequeñas y remotas nada acostumbradas a toparse con viajeros merodeando  por los alrededores. La gente saluda al pasar y te siguen con la mirada mientras te alejas. Estos son los pequeños momentos que nos hacen disfrutar y tatúa nuestras caras con una enorme sonrisa. Queremos quedarnos más tiempo y aprender más tailandés, jugar al balón con los niños en medio los arrozales y gritarle al vacío a lo alto de la montaña lo mucho que adoramos este maravilloso lugar! ¡Viva la Tailandia rural!

 

1 comments:

Lionkingyeah! dijo...

Gràcies, gràcies i més gràcies. Després de llegir el vostre post de Mae Lana i de veure un parell de videos que he trobat pel Youtube, he canviat els plans que tenia i de ben segur que passaré uns dies aqui. Enhorabona pel blog, per cert!

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